Descripción
Esta primera antología es tanto un cierre como una declaración del poeta que se reconoce en sus versos: “Esa es la poesía que me representa. Lo otro fueron momentos de aprendizaje, de exploración, de autoconocimiento, pero no creo que haya sido mucho más”, afirma. En ‘Es lodo y es polvo…’ no se incluyen sus primeros poemarios ni sus textos más experimentales, cercanos a la post-vanguardia del neobarroco latinoamericano.
La poesía de César Eduardo es de versos largos, que resuenan incluso al leerse en silencio. Sentencias que se quedan, hacen eco en otras estrofas, en otros poemas. En su escritura, la lírica vuelve a su origen: el canto.
“La palabra es un modo de la música –dice-. Y la poesía, al ser la parte más primitiva de la enunciación, del lenguaje humano, es el arte literario más musical”.
La musicalidad en sus poemas no tiene que ver solamente con el sonido, sino también “con darle cierto sentido rítmico a la exposición de las ideas”, dice. La organización de la antología sigue esa premisa. La mirada del poeta se dirige hacia el caos y los abismos del mundo, hacia las virtudes e infortunios de la poesía misma y, finalmente, hacia lo íntimo, aquello que conmueve y aterra en lo hondo de la experiencia humana.
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